domingo, 8 de febrero de 2009

Opinión

La inestabilidad política y militar causada por
la creación en 1948 del Estado Judío en el
antiguo protectorado británico de Palestina.



Por: Jorge Rubio

Encajada entre Israel y Egipto, atrapada entre el mar y el desierto, la Franja de Gaza se convirtió inevitablemente en un polvorín. Este pequeño territorio de 362 kilómetros cuadrados reúne todos los ingredientes para ser un lugar inhabitable donde sobreviven en la miseria 1,5 millones de personas, en su mayoría descendientes de los refugiados de las guerras de 1948 y 1967. Es una estrecha franja de tierra situada al suroeste de Israel y al noroeste de la Península de Sinaí, y que junto con Cisjordania forman los llamados Territorios Palestinos. Tiene 11 km de frontera con Egipto, en la ciudad de Rafa, y 51 Km. de frontera con Israel.

La inestabilidad política y militar causada por la creación en 1948 del Estado Judío en el antiguo protectorado británico de Palestina, tras el genocidio nazi en la Segunda Guerra Mundial, no ha tenido parangón en las últimas seis décadas. El sionismo alude al movimiento nacionalista y colonialista judío que desde finales del siglo XIX se propuso la creación del Estado de Israel. Ha promovido, y promueve, la migración de judíos a Palestina, la ancestral tierra prometida.

Durante la campaña de Suez, en 1956, y con la bendición de Francia y Gran Bretaña, Israel invadió por primera vez la Franja de Gaza. Los palestinos, que en 1948 habían proclamado un Estado de efímera existencia en ese territorio, vivieron durante tres meses bajo la administración militar israelí. Años más tarde, en 1967, otra ocupación israelí se prolongaría durante cerca de cuatro décadas. Desde entonces, el conflicto entre palestinos e israelíes fue casi permanente y derivó en dos intifadas (1987 y 2000). Literalmente, intifada significa “sacudida” y en su contexto, “liberarse de la opresión israelí.

En 2005, el primer ministro Ariel Sharon ordenó la retirada del ejército y de unos 8000 colonos instalados en la Franja. Pero la situación se deterioró tras el triunfo electoral del movimiento Hamas en las elecciones parlamentarias palestinas celebradas en enero de 2006. En junio de 2007, Hamas tomó el control de la Franja por la fuerza tras meses de combates con Al-Fatah, la organización política del desaparecido Yasser Arafat.

La tensión con Israel creció aún más imponiendo este último un bloqueo económico a la Franja el que fue respondido con el lanzamiento de miles de cohetes sobre las poblaciones israelíes de la frontera. En junio de 2007, tras violentos combates entre el movimiento Al Fatal, leal al presidente palestino Mahomoud Abbas y los militantes de Hamás, la totalidad del territorio se halla bajo el control de este último grupo. Israel, por su parte, mantiene el control sobre las fronteras de Gaza, tanto con Egipto como con el propio Israel, y controla también su espacio marítimo y aéreo, convirtiéndolo, en la práctica, en un campo de concentración, según palabras del enviado del vaticano.

Cuando se inició el ataque israelí a Gaza, a finales del 2008, la prensa internacional estuvo presta para jugar el rol permanente en todo conflicto que involucre a USA o sus satélites. El factor común en él es que en Medio Oriente son siempre los árabes quienes atacan primero, y siempre es Israel quien se defiende, y a esa defensa se denomina "represalia". Que Israel tiene derecho a matar civiles, y eso se llama "legítima defensa". Los palestinos son siempre "cobardes" que se esconden entre una población civil que "no los quiere". Si duermen en casa con sus familias, eso tiene un nombre: "cobardía". Israel tiene derecho a aniquilar con bombas y misiles los barrios donde duermen. A eso se le llama "acción quirúrgica de alta precisión".

Por supuesto, cualquier otra consideración que implique la condena de estos ataques contra civiles o una información más profusa sobre los horrores de una masacre, como la que se perpetró en Gaza, es susceptible de ser catalogada como conducta "antisemita", como si los árabes no fueran también semitas, o de complicidad con "terroristas de alta peligrosidad".

Si a estas reglas de oro para informar sobre el tema se une el lugar común en el periodismo cual es asumir que la primera víctima de la guerra es la verdad, como ocurrió en la invasión a Irak por tropas estadounidenses que intentaron ocultar en una primera etapa "el daño colateral" denominando así eufemísticamente la muerte de civiles, niños y mujeres, o el uso de la tortura en cárceles, se puede concluir que lamentablemente estas macabras ironías y lugares comunes en el periodismo siguen teniendo un firme sustento. No es casualidad que los grandes medios informativos se dejen dominar por el silencio o la falta a la verdad en la información transmitida sobre esta guerra y otras tantas.

La prensa es un factor decisivo para alcanzar las metas de la guerra sicológica. Y así como los gobiernos y sus generales buscan controlar los frentes de combate también aspiran a controlar la prensa que, en buena medida, corresponde a lo que el público sabrá sobre lo que allí ocurre.

Así lo demuestra hoy la operación “Plomo Fundido”, que se inició el 3 de enero, después de una semana de bombardeos aéreos y marítimos sobre la franja palestina que buscaba reducir la capacidad de las milicias de atacar el sur de Israel.

La operación “Plomo Fundido” provocó la muerte de más de 1.400 palestinos y 5.500 heridos, 400.000 personas sin acceso al agua potable convirtiéndose en la ofensiva más sangrienta en la región después de la Guerra de los Seis Días, en 1967.

“He visto sólo destrucción. Estoy bloqueado y alarmado". Así resumió sus primeras impresiones en la zona el secretario general de la ONU. Ban visitó ayer Gaza por unas horas en el marco de su gira por Medio Oriente y tiene como misión especial apuntalar la frágil tregua entre Israel y el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas. Subrayó que los responsables de dichos bombardeos tendrán que "rendir cuenta" y habló de la necesidad de "una explicación completa" sobre las acciones más graves para que "no se repitan jamás".

Naciones Unidas advirtió que la reconstrucción de Gaza costará miles de millones de dólares después de la devastación causada por la ofensiva israelí de tres semanas.

John Holmes resumió la situación asegurando: "Puede no estar claro quién ganó este conflicto, si es que ese concepto significa algo en Gaza, pero quedó muy claro quién perdió y fue la población civil de Gaza y, en una medida menor, la población civil del sur de Israel".

Explicó que algunos vecindarios de la ciudad de Gaza están completamente destruidos, que las aguas servidas fluyen por las calles debido a la destrucción de los alcantarillados, que hay gran necesidad de medicamentos y alimentos, y que la munición israelí sin detonar representa una grave amenaza para la población.

La monstruosidad inhumana con que la dupla Bush-Estado de Israel, se ha ensañado con los hijos más pobres de la tierra palestina, nos hunde en una pena íntima y constante. A la complicidad de la prensa, en general, se agrega el silencio cómplice de muchos de nuestros gobernantes. Qué diferente fue la actitud de los gobiernos de Venezuela y Bolivia, quienes rompieron relaciones con Israel en medio del conflicto.

La peor catástrofe es nuestra habituación al horror y pérdida de conciencia crítica. Una cuestión de simple ética haría imposible rehuir un pronunciamiento de nuestros gobernantes sobre esta materia.

Previo a la asunción al mando del Presidente Obama en USA, Israel inició un alto el fuego unilateral, que en un principio fue rechazado por el movimiento islamista Hamás y el resto de facciones palestinas en Gaza, que horas después anunciaban también su propio alto el fuego unilateral y daban una semana de plazo a las tropas israelíes para salir de su territorio.

En medio del juramento de rigor por parte de Obama, el último soldado israelí salió de Gaza esa mañana temprano.

Mientras Obama y sus partidarios celebraban la asunción al mando en USA, el mundo entero celebraba el fin de esta guerra. Tras este acuerdo, miles de simpatizantes del movimiento radical islámico Hamas celebraron en las calles de la ciudad de Gaza la “victoria” que -según ellos- obtuvo el pueblo palestino y el movimiento integrista islámico en el reciente conflicto militar con Israel.

En Irán cientos de estudiantes celebraron la victoria palestina en Gaza. Nosotros esperamos que este nuevo aire que se respira en el orbe con la aparición de Obama, nos permita soñar con menos violencia, menos muertes de niños indefensos, menos intromisión en nuestros asuntos, menos cárceles, menos bloqueos.

Queremos vivir en Paz.