Opus
Dei
….MUCHA COSA PIOLA,
MUCHA COSA TURBIA....
Debemos ser capaces de criticar a las religiones y grupos como el Opus
Dei. Niños y adolescentes están siendo encadenados al fundamentalismo y a
tradiciones absurdas y sin sentido, tenemos que quitarle la legitimad a estos
grupos, ellos no son dueños de la verdad
Por: Chelo
Bueno pues muchos
ya saben lo que es el Opus Dei y están chatos de escuchar la constante crítica
a esta secta o ”santificadores del mundo” -como ellos prefieren llamarse-;
según mi opinión, vale la pena seguir dándoles hasta que suelten la papa del
Papa. Entre nos: ¿no consideran ustedes que estos pelagatos andan con mucha
cosa piola, mucha cosa turbia? “El que nada oculta nada teme” se dice, sin
embargo estos fondean hasta las listas de datos personales de sus miembros.
¿Sabrán ustedes
que los desvergonzados del Opus Dei, aparte de constituirse de obispos y
curitas fachitos, son ingenieros, profesores, banqueros, intelectuales,
políticos, todos con la meta de infiltrarse en diferentes estratos de la
sociedad e influir en estos a favor de su cruzada? Esto lo desmiente obviamente
Josemaría Escrivá, el “Chulo” del Opus Dei. Según él: Los directores de
empresa que forman parte del Opus Dei buscan, como todos los socios, vivir el
espíritu evangélico en el ejercicio de su profesión. Esto exige de ellos, en
primer lugar, que vivan escrupulosamente la justicia y la honestidad (Samtal
med Josemaría Escrivá, 2010, pág. 90) ...¡sóplame este ojo Josemaría!
Después vienen
los de más abajo, la servidumbre, los que también hacen votos de castidad, pobreza y obediencia. Uno de estos
grupos lo constituyen las “nanas Opus”. Estas son
empleadas domésticas sometidas al servicio de esta élite pechoña y que en
verdad no ganan mucho con este cuento de la vida eterna y tanta otra ficción,
ya que no les favorece de ninguna manera en el ascenso social. Aquí en esta
colectividad la norma es: “naciste hijo de obrero, moriste como tal”. El
fundador, que a todo esto fue canonizado el año 2002 y que murió el año 1975,
se engrupió a todos sus arrastrados -valga la redundancia- con el grupo de que:
El espíritu del Opus Dei recoge la realidad hermosísima -olvidada durante
siglos por muchos cristianos- de que cualquier trabajo digno y noble en lo
humano, puede convertirse en un quehacer divino (Samtal med Josemaría
Escrivá, 2010, pág. 93). En otras palabras: limpia el piso wueón,
confórmate, y también llegaras al cielo.
La meta del Opus
Dei es “santificar el mundo” y para esta cruzada necesitan de una milicia. Se
dice por ahí que este colectivo opera en los cinco continentes y aglutina a
85.000 personas, denominados: “la milicia de Cristo”. El 70 por ciento de ellos
son “supernumerarios”, lo que implica que se pueden casar y engendrar familias
numerosas; los restantes 30 por ciento son “numerarios” y agregados.
Particularmente los numerarios están más cagados: no se casan, ya que han
recibido de Dios “el don del celibato”; además, deben dedicarse con mayor tesón
a los estudios del Opus Dei o dedicarse más a sus trabajos. Por lo general, la
élite del Opus Dei está constituida por este último grupo de adeptos.
Pero al igual que
toda “empresa” exitosa, el Opus Dei también necesita dinero. Para llevar
adelante sus santas “labores” cuentan con “la ayuda generosa que prestan tantas
personas, cristianas o no”. Según Josemaría el dinero no se pide sólo porque se
necesite, sino sobre todo porque de esa manera se le hace un gran bien al alma
donante, -flor de grupo-, argumento que sirve para hacer todo tipo de
transacciones opacas entre ellos y abusar del que no tiene, puesto que debe
entregar gran parte de su sueldo a la prelatura.
En definitiva el
peor enemigo de una secta son las sociedades que a sí mismas se consideran como
culturas “abiertas y tolerantes”. Antes de aceptar cualquier cosa en el nombre
de la libertad de culto, deberían
informarse respecto de grupos como este, que tras su fachada piadosa esconden
una doctrina estremecedora. Esto vale obviamente para los amplios territorios
de los cinco continentes, y por supuesto, para la sociedad sueca, tan asidua a
criticar a las sectas del fin del mundo, pero reacia a indagar más a fondo, en
las élites religiosas e intelectuales europeas. Debemos ser capaces de criticar
a las religiones y grupos como el Opus Dei. Niños y adolescentes están siendo
encadenados al fundamentalismo y a tradiciones absurdas y sin sentido, por lo
que tenemos que quitarle la legitimad a estos grupos. Ellos no son dueños de la
verdad.