miércoles, 11 de abril de 2012


Opus Dei

….MUCHA COSA PIOLA,
MUCHA COSA TURBIA....


Debemos ser capaces de criticar a las religiones y grupos como el Opus Dei. Niños y adolescentes están siendo encadenados al fundamentalismo y a tradiciones absurdas y sin sentido, tenemos que quitarle la legitimad a estos grupos, ellos no son dueños de la verdad

Por: Chelo

Bueno pues muchos ya saben lo que es el Opus Dei y están chatos de escuchar la constante crítica a esta secta o ”santificadores del mundo” -como ellos prefieren llamarse-; según mi opinión, vale la pena seguir dándoles hasta que suelten la papa del Papa. Entre nos: ¿no consideran ustedes que estos pelagatos andan con mucha cosa piola, mucha cosa turbia? “El que nada oculta nada teme” se dice, sin embargo estos fondean hasta las listas de datos personales de sus miembros.

¿Sabrán ustedes que los desvergonzados del Opus Dei, aparte de constituirse de obispos y curitas fachitos, son ingenieros, profesores, banqueros, intelectuales, políticos, todos con la meta de infiltrarse en diferentes estratos de la sociedad e influir en estos a favor de su cruzada? Esto lo desmiente obviamente Josemaría Escrivá, el “Chulo” del Opus Dei. Según él: Los directores de empresa que forman parte del Opus Dei buscan, como todos los socios, vivir el espíritu evangélico en el ejercicio de su profesión. Esto exige de ellos, en primer lugar, que vivan escrupulosamente la justicia y la honestidad (Samtal med Josemaría Escrivá, 2010, pág. 90) ...¡sóplame este ojo Josemaría!

Después vienen los de más abajo, la servidumbre, los que también hacen votos de castidad, pobreza y obediencia. Uno de estos grupos lo constituyen las “nanas Opus”. Estas son empleadas domésticas sometidas al servicio de esta élite pechoña y que en verdad no ganan mucho con este cuento de la vida eterna y tanta otra ficción, ya que no les favorece de ninguna manera en el ascenso social. Aquí en esta colectividad la norma es: “naciste hijo de obrero, moriste como tal”. El fundador, que a todo esto fue canonizado el año 2002 y que murió el año 1975, se engrupió a todos sus arrastrados -valga la redundancia- con el grupo de que: El espíritu del Opus Dei recoge la realidad hermosísima -olvidada durante siglos por muchos cristianos- de que cualquier trabajo digno y noble en lo humano, puede convertirse en un quehacer divino (Samtal med Josemaría Escrivá, 2010, pág. 93). En otras palabras: limpia el piso wueón, confórmate, y también llegaras al cielo.

La meta del Opus Dei es “santificar el mundo” y para esta cruzada necesitan de una milicia. Se dice por ahí que este colectivo opera en los cinco continentes y aglutina a 85.000 personas, denominados: “la milicia de Cristo”. El 70 por ciento de ellos son “supernumerarios”, lo que implica que se pueden casar y engendrar familias numerosas; los restantes 30 por ciento son “numerarios” y agregados. Particularmente los numerarios están más cagados: no se casan, ya que han recibido de Dios “el don del celibato”; además, deben dedicarse con mayor tesón a los estudios del Opus Dei o dedicarse más a sus trabajos. Por lo general, la élite del Opus Dei está constituida por este último grupo de adeptos.

Pero al igual que toda “empresa” exitosa, el Opus Dei también necesita dinero. Para llevar adelante sus santas “labores” cuentan con “la ayuda generosa que prestan tantas personas, cristianas o no”. Según Josemaría el dinero no se pide sólo porque se necesite, sino sobre todo porque de esa manera se le hace un gran bien al alma donante, -flor de grupo-, argumento que sirve para hacer todo tipo de transacciones opacas entre ellos y abusar del que no tiene, puesto que debe entregar gran parte de su sueldo a la prelatura.

En definitiva el peor enemigo de una secta son las sociedades que a sí mismas se consideran como culturas “abiertas y tolerantes”. Antes de aceptar cualquier cosa en el nombre de la libertad de culto,   deberían informarse respecto de grupos como este, que tras su fachada piadosa esconden una doctrina estremecedora. Esto vale obviamente para los amplios territorios de los cinco continentes, y por supuesto, para la sociedad sueca, tan asidua a criticar a las sectas del fin del mundo, pero reacia a indagar más a fondo, en las élites religiosas e intelectuales europeas. Debemos ser capaces de criticar a las religiones y grupos como el Opus Dei. Niños y adolescentes están siendo encadenados al fundamentalismo y a tradiciones absurdas y sin sentido, por lo que tenemos que quitarle la legitimad a estos grupos. Ellos no son dueños de la verdad.